Ha sido para mi realmente agradable poder entrenar y compartir mis conocimientos con los alumnos del CENTRO DEPORTIVO SASORI, las plazas eran limitadas a 25 personas, y el cupo fue cubierto.
Hace unos meses les dediqué mi libro, LA ESPADA Y EL CUERVO...
Y tal como dije, y hoy me reafirmo en ello, son dignos estudiantes de su MAESTRO.
Amables, divertidos, en dónde en un ambiente distendido fuimos profundizando en las antiguas enseñanzas samurái...
No puedo nombraros a todos, pero os doy las gracias por vuestro tiempo... y compañía
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