“Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo”
Franz Grillparzer
Hermosas palabras que definen con inteligencia, la realidad del hombre que se comprende y se busca a sí mismo.
Escriben con retorcido humor, en la Biblioteca Nacional de Colombia, con crítica suspicaz, demasiado partidista, parte de la Biografía de mi tatarabuelo D. Tomás Cipriano. Es desde siempre, y forma parte de la Historia; una persecución cíclica, karmatica y repetitiva en la sangre de los Mosquera, historia adulterada por unos pocos, que se suman a muchos en copiar y pegar, sin investigar la VERDAD, esa diosa más ciega que la Justicia y más virtuosa que las palabras, que muy pocas veces hacen honor a su nombre.
¿Qué es la Verdad?, ¿un conjunto de frases, observadas con cristales de colores, dependiendo del día, de cómo amanece, y del descanso de la noche anterior, si consumamos un acto sexual o amoroso, y defecamos bien por la mañana?, ¿Condiciona eso nuestra verdad?, personalmente creo que sí.
Más vale suscitar el escándalo, que abandonar la VERDAD y eso ha sido una premisa en mi sangre y en la de mis antepasados.
El fenómeno de lanzar acusaciones y calumnias es común y frecuente en esta sociedad que nos ha tocado vivir: A diario vemos como muchos acusan, calumnian y difaman por el simple placer de acabar con la reputación de alguien, pues siguen el principio básico de “calumniad, que algo queda”.
Lo importante no es que las normas estén en un papel o en un código: lo fundamental es que cada persona haga respetar su buen nombre o su credibilidad, pues es el mayor activo y no se puede permitir que cualquier inescrupuloso lo intente dañar por resentimientos o impotencia, pero es un activo más importante; CONOCERSE A SI MISMO, y valorar o no con importancia lo que digan de UNO, si todo nos afecta, y vivimos del que dirán seguro que no hacemos historia.
Hoy solo somos apariencia, una forma en la que los demás nos observan, nos miran. ¡Somos a veces tan feos!, ¡nos sentimos tan mal con nosotros mismos!, que vivimos de falsas y míseras alabanzas.
Solo falta poner en algunos muros de FB el tamaño de la mierda, en alguna foto, para que algún estúpido la comente.
En este folleto, recojo, lo expresado en la Biblioteca Nacional de Colombia, con fotos y comentarios, un pequeño libreto, de muchos que surgirán.
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