El camino del samurai no es fácil.
Requiere apartarse del mundo, vivir concentrado.
Muchas cosas importantes se han de dejar a un lado.
El esfuerzo diario unido a la disciplina son capitales.
Los demonios tratarán de hacerle caer una y otra vez.
Buscarán su punto más débil para hacerle sucumbir en su tarea.
El camino del samurai no es fácil.
Exige renunciar a casi todo.
Exige dedicación absoluta.
Un samurai es como un monje guerrero.
Vive por y para Su Señor.
Sigue el camino de la obediencia.
Cumple con el Código de conducta.
Sólo los mejores, los más hábiles e inteligentes llegarán a viejos.
La mayoría se quedará en el camino.
Mas un samurai no busca la longevidad.
Un verdadero guerrero busca servir con lealtad a Su Señor.
Y luchar en el combate con valentía y decisión.
El camino del samurai es el camino de la renuncia.
La renuncia a uno mismo, a su propio ego.
La renuncia a las posesiones materiales.
La renuncia a la familia, incluso.
Y llegado el momento, la renuncia a la propia vida.
Entonces, ¿cuál es la recompensa de "ser samurai"?
La recompensa de ser samurai es "SER SAMURAI
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