Si uno quiere alcanzar el estado de no-ego, debe reducir al mas estricto mínimo sus pensamientos y sus actos, no hacer ni decir más que lo esencial, evitar todo gasto inútil de energía, permanecer tranquilo y sentir constantemente la presencia del Ser.
La vida de un esgrimista es una vida de sacrificio y de abnegación.
Por esto no puede permitirse ninguna debilidad, comer y beber sobriamente, hablar poco, mantenerse erguido, permanecer en calma y estar siempre presente.
El iai y el ken son los dos poderosos brazos que reman para llevar la embarcación a buen puerto.
El iaido es la unidad del espíritu y de movimiento, el kendo es la inmovilidad del espíritu en este movimiento. El arte del sable es ante todo el arte de encontrarse a uno mismo, no puede haber otra definición
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