Cuando la tempestad ha pasado y se instala la calma, en la mente del guerrero borbotean imágenes desordenadas del campo de batalla.
Mas en el reposo, en el repaso tamizando lo ocurrido, se esconde la semilla del sabio.
Se habrán cometido errores, quizás; habrá aspectos que mejorar, seguramente; pero lo importante es cribar y obtener de las experiencias las pepitas de oro que se esconden tras las apariencias.
Sí, es en el descanso donde el guerrero se hace sabio, aunque este sea ya en la paz del espíritu...
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