La adoración del cuerpo es una de las taras del budo moderno.
En este sentido, el bujutsu ES sin ninguna duda mucho más puro.
La estética, en su origen, es una expresión pura de la luz del Ser, de la integración perfectamente realizada entre el “yo” y el Ser, entre el alma y su forma.
La estética de nuestros días se basa en criterios materiales a menudo comerciales, lo que es una aberración frente a la realidad de lo que se llama belleza.
La belleza no es ni será nunca otra cosa sino la consecuencia exterior de una armonía subjetiva. La belleza, tal como se expresa en el mundo moderno, es una moda que afecta al comportamiento psicológico de una
sociedad decadente. Es un medio utilizado por el ego para reforzar su propio poder volviendo el sentido de la belleza hacia métodos de autoadmiración y de autosatisfacción.
La belleza que emana de un ser iluminado trasciende el cuerpo y sus imperfecciones.
Está vinculada a un estado y nunca a una forma, incluso si, al permanecer, esta forma presenta a nuestros ojos ciertos criterios definidos en la mente de la gente que la hacen aparecer como “estética” en un momento dado.
Una rama vieja y seca no es forzosamente hermosa, vista fuera de contexto, pero resplandece de belleza en un arreglo floral.
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